• Carnavalito

Antonio Ceja

La cercanía de las fiestas carnestolendas ha despertado preocupación entre la sociedad paceña ante la fiesta del pueblo.

Sabiendo la difícil situación económica por la que atraviesa el ayuntamiento de La Paz, la realización de este evento podría convertirse en el peor de las fiestas por la demacrada economía paceña.

Si bien es cierto que este sería el segundo evento realizado por el ayuntamiento paceño, el anterior carnaval no dejó sino el mismo sabor de cada año ante un evento que de original o novedoso no tuvo nada. Las deudas se acumularon y muchos músicos y proveedores simplemente no recibieron sus pagos a tiempo lo que generó el descontento generalizado de los artistas.

A unos meses de que se realice el evento, el interés ciudadano por el carnaval parece diluirse en los recuerdos de antaño, donde La Paz se sumergía en el ánimo carnestolendo y generaba expectativas favorables para el pueblo, receptor final de estas fiestas. Ahora, tiendas como Liverpool son las que ofrecen los espacios para presentar a los aspirantes a reina y rey del carnaval, alejando de las masas el espíritu carnestolendo.

Pero la realidad ha superado a los sueños de ver un carnaval que supere las expectativas paceñas. Ya de entrada, personas de otros estados del país, son las encargadas de organizar la fiesta lo que generado un descontento general por el presumible desconocimiento de la idiosincrasia de los ciudadanos de La Paz.

Luego, está el elenco artístico que año con año se presenta. La calidad y prestigio de los mismos ha ido en caída libre y qué decir del desfile: siempre empezando tarde y con una desorganización total que atrasa el recorrido por el malecón. Si acaso, han mejorado las comparsas.

Pero lo que más preocupa, es la capacidad económica del ayuntamiento paceño para organizar las fiestas. Todos sabemos las condiciones críticas en las que se encuentran las arcas municipales y destinar dinero, mucho dinero a una fiesta, sería como un suicidio económico so pena de usar dinero del préstamo recientemente solicitado para mejorar la imagen de la fiesta carnavalera.

De ser así, debemos de preguntarnos si el carnaval no debería dejarse en manos de quienes si tiene los recursos suficientes para entregar a la sociedad una fiesta digna de comentar y presumir y no el mismo tianguis con desfile de cada año.

Ya se sabe que las empresas cerveceras en poco apoyarán esta fiesta y las refresqueras poco o nada pueden aportar al carnaval del próximo año. Esta sería una gran oportunidad para que los empresarios locales, en coordinación con las autoridades municipales, trabajen a la par para organizar el carnaval que, además de dejar dividendos económicos, proyecte a La Paz como una entidad que sabe organizar un evento de esta naturaleza.

El año pasado, se prometió publicar y dar a conocer los números que arrojó el carnaval anterior, cosa que no sucedió por la simple razón de que se gastó más de lo que se recuperó. Es el mismo cuento cada año y la cosa no pinta para mejorar.

Al Aire
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