En Corto


XÓCHITL YA NO DARÁ PROPINAS A MESEROS

Por Carlos González Muñoz

Que Claudia Sheinbaum haya obtenido 33 millones 226 mil 602 votos el pasado domingo 2 de junio, y Xóchitl Gálvez, en cambio, solamente 15 millones 226 mil 726 sufragios, una diferencia de 17 millones 605 mil 876 votos, equivalente a 32 puntos porcentuales, es una derrota histórica de la derecha mexicana que la está volviendo loca y obligando a que exhiba, sin pudor alguno, su verdadera naturaleza clasista y racista.

Soberbios, renuentes a aceptar su fracaso, Xóchitl y los dirigentes del PAN y PRI decidieron apenas al día siguiente desconocer estos resultados, exigiendo al INE que se vuelvan a contar todos los votos, casilla por casilla, como si el recuento solicitado pudiera reducir tan amplia y significativa ventaja entre ambas.

Mientras Marko Cortés y “Alito” Moreno, dirigentes nacionales del PAN y PRI, respectivamente, obligaron a Xóchitl a judicializar el proceso electoral, Unidos por México, organismo satélite del PAN, publicó un texto en redes sociales en donde aflora nítidamente, al desnudo, el pensamiento discriminatorio y anti democrático que caracteriza a la ideología de la derecha en todo el mundo, no sólo en nuestro país.

Unidos por México, solidarizándose con Xóchitl y sus patrones, le reprocha con dureza a la población haber votado mayoritariamente por las y los candidatos de Morena, advirtiéndoles: “A partir de hoy no le daré propinas al viene, viene. No le dejaré el 10% al mesero, ya no voy a darle propina al limpia brisas, ni tampoco donaré cuando haya un desastre natural o terremoto, ni daré los diez pesos al “cerillo” del super: ¡que se los dé Morena!”

¿Cómo la ven? Ver para creer.

Sabemos que a los de mero arriba, poco o nada les importan los de abajo; que en momentos trágicos, ante la adversidad, siempre son los pobres quienes más ayudan y brindan solidaridad al prójimo, es decir, los ricos, por su identidad de clase, en su mayoría son egoístas, mezquinos, pero que un sector de ellos amenace públicamente con retirar hasta las migajas que reparten al trabajador en forma de dádiva, es francamente inhumano, escandaloso.

No cabe duda que la derecha mexicana, obligada por las circunstancias, está abandonando el semi clandestinaje en que mantuvo sus actividades políticas durante años y ahora exhibe en las calles, sin tapujos, su verdadera cara maloliente, decrépita.

Cuestión de clase.

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