¡Por esto los sudcalifornianos no olvidamos el 2 de octubre!


Hace 160 años, sucedió un hecho histórico sin precedentes en el que las armas mexicanas y un grupo de valientes sudcalifornianos se enfrentaron a las fuerzas invasoras norteamericanas el 02 de octubre de 1847, como parte de la intervención perpetrada por ese país en el nuestro desde 1846.

Hecho que sucedió, en una de las poblaciones más antiguas de la Península de Baja California, en Mulegé. Lugar que fue fundado en 1705 como Misión de Santa Rosalía de Mulegé por el padre jesuita Juan María Balsadúa, desde ese año y hasta 1828 fue atendida por sacerdotes jesuitas, franciscanos y dominicos. Después de la Independencia y para el año de 1846 ya funcionaba como Municipio.

Sin tener antecedentes de la guerra que los Estados Unidos habían iniciado en contra de México con el objetivo de apropiarse de los territorios norteños, el 14 de septiembre de 1846 llegó el buque de guerra U.S. Cyane a la bahía de La Paz con el aviso de que debían rendirse al gobierno estadounidense pues días antes el comandante de las fuerzas del pacífico Robert F. Stockton, había proclamado el dominio estadounidense sobre las Californias. Una de las primeras acciones del Comandante Du Pont, del U.S. Cyane, fue la de incautar las 9 embarcaciones ancladas en el puerto para detener la comunicación entre la península y el territorio continental y ordenó al Coronel Francisco Palacios Miranda, jefe político de la Baja California a declararse neutral en la guerra. Al no encontrar resistencia el Comandante Du Pont se retiró a los otros puertos del país, llevándose los barcos incautados.

El 27 de noviembre de 1846, la goleta Adelaida, llegó a La Paz con noticias del Congreso Mexicano en el que llamaba a repeler la agresión de los EUA. Ese día sintiéndose comprometido con el mensaje el jefe de gobierno de La Paz, envío un comunicado solicitando citar al vecindario para exhortarlo a enlistarse y contribuir a la causa nacional, sin tener mucho éxito, ante las anteriores manifestaciones del débil gobernante de estar dispuesto a aliarse al invasor a fin de no perder sus propiedades. Y después del envío del convenio de neutralidad a los otros Ayuntamientos, el 17 de abril de 1847, situación que acrecentó la inconformidad y favoreció la organización de la resistencia a la invasión.

El Ayuntamiento de Mulegé, manifestó su inconformidad con el actuar del jefe político de La Paz y externo su decisión de adherirse al gobierno de Sonora, pues al estar sometidos los altacalifornianos y la capital peninsular, era la única opción para conseguir ayuda para sostener la defensa.

El 15 de agosto de 1847 los miembros del ayuntamiento a cargo de Tomás Zúñiga, enviaron una carta al Comandante General de Sonora explicando la situación, les pusieron al tanto de los planes de defensa y pidieron el envío de fuerzas y armas para repeler la agresión. Tanto el Gobernador de Sonora como el Comandante General se emocionaron con la postura de los muleginos y les gestionaron la ayuda solicitada.

La comandancia comisionó al Capitán Manuel Pineda, quien llegó a finales de septiembre y de inmediato se dedicó a preparar a la gente para luchar contra el invasor. Algunos personajes que participaron activamente en la defensa fueron: Vicente Mejía, Jesús Avilés, Francisco Fierro, Jesús Ríos, Matías Flores, Manuel Castro y José Leandro Zúñiga. El padre Vicente Sotomayor, Gabriel González y otros entusiastas vecinos del lugar; así como José Matías Moreno, que en Comondú con 60 hombres organizó las Guerrillas Guadalupanas, defensoras de la Independencia Nacional.

El ejército invasor, tras enterarse de la formación de grupos de resistencia envió tropas para disipar a los insurrectos. Fue así que llegó a las costas de Mulegé la Corbeta de guerra “Dale”.

El 2 de octubre de 1847, a las 9 de la mañana se inició el embate de artillería e infantería estadounidenses que fueron recibidas por la sistemática e insuperable contraofensiva de los patriotas. Ocho horas más tarde, el intruso tocó la retirada, recogiendo en la huída a sus muertos y heridos, con el propósito de desistir del objetivo de tomar la plaza.

El pueblo demostró que estaban dispuestos a dar la vida antes de permitir que un extranjero les gobernara. Y Con un reporte de guerra: “Entre las cuatro y cinco de la tarde corrió el enemigo vergonzosamente con toda su artillería y la fuerza que había echado a tierra. Mi tropa quedó con la gloriosa satisfacción de haberles dado un escarmiento…”.

El triunfo de las armas mexicanas llenó de orgullo a las autoridades centrales. El general Anastasio Bustamante escribió a Mulegé felicitándoles por la defensa. Y el Comandante Campuzano desde Guaymas, le hizo saber al Capitán Pineda “esta comandancia ha visto con el mayor placer el heroico comportamiento de usted y de esos intrépidos muleginos, digno de ocupar una página brillante en la historia mexicana…”.

Al término de la guerra, cuando se firmó el tratado de paz en 1848, la Baja California mantuvo la pertenencia a nuestro país, más no fue por casualidad sino porque la heroica defensa en contra de los invasores en Mulegé, La paz y San José del Cabo y el hecho de que en un censo de 8 mil pobladores se alistaron más de 900, más del 10% de la población total, como prueba fehaciente de que la Baja California jamás accederá a ser aparte de un país extranjero.

En homenaje al Capitán Manuel Pineda, por su celo patriótico en el rechazo de las fuerzas extranjeras y como un estímulo a los habitantes de esa región, desde 1980 se traslada la sede de los poderes del Estado de Baja California Sur, al poblado de Mulegé, municipio del mismo nombre durante el día 2 de octubre de cada año.

Senadora Josefina Cota Cota
Octubre de 2010

Deja un comentario