Por Carlos González M.

Víctor Castro Cosío, el gobernador electo de Baja California Sur, se ha comprometido a que en su gabinete desaparecerán los privilegios que tienen actualmente los altos funcionarios de gobierno y que el recurso público así ahorrado será orientado a la satisfacción de las demandas más urgentes de la población.

Este propósito representaría de hacerse realidad un giro de 180 grados en lo que toca a la conformación del próximo presupuesto de egresos 2022 porque si algo distingue tanto al actual gobierno panista de Carlos Mendoza Davis como al anterior es el despilfarro de los recursos públicos, los salarios de la alta burocracia y un manejo poco transparente de los recursos públicos.

En todas las entrevistas a la prensa brindadas hasta ahora por el gobernador electo, Víctor Castro Cosío ha manifestado su interés por desaparecer los privilegios y los altos ingresos de la burocracia porque sabe que este ahorro de recursos va no solamente a permitirle disponer de mayor presupuesto para el deporte, la salud y la cultura, sino que va a obligar a que se practique una nueva moral y una ética diferente entre los servidores públicos.

El gobernador electo está advirtiendo que la honestidad será el valor más grande que deberá nutrir la conducta de quienes quieran formar parte del cuerpo más cercano de sus colaboradores y colaboradoras.

Para los entendidos pareciera que Víctor Castro con este mensaje reiterativo se dirige no tanto a la ciudadanía sino que quiere le escuchen quienes pretenden formar parte del primer círculo y ocupar las secretarías y dependencias gubernamentales como sus titulares.

Porque conoce las debilidades de los seres humanos (principalmente de los que se dedican a la actividad política) Víctor Castro se adelanta y establece límites claros: no al lujo, cero privilegios y salarios justos. ¿Así o más claro?

Esperemos que ese futuro dibujado en el horizonte sea una realidad.

¡Qué diferencia cuando uno se detiene en observar la conducta de los actuales funcionarios gubernamentales de primer nivel, comenzando por el propio titular del ejecutivo estatal, los carros lujosos, las escoltas numerosas, viáticos excesivos, gastos millonarios en medios de comunicación, viajes al extranjero, comidas gourmet, celulares , casas y residencias fastuosas…¡el mal ejemplo cunde verdad don Carlos!

Afortunadamente ¡todo eso está por terminar!

Ya era hora.