En busca del “Nuevo PRI”

AMOR CON AMOR SE PAGA

 

• El “voto duro” se decepciona.
• Si con otro partido les fue mal, hoy es lo mismo.
• La importancia de los pavimentos.

Mario Santiago

Si hay algo seguro en nuestra existente democracia, es que los procesos electorales nunca se detienen, ni para tomar agua.

Cada determinado lapso de tiempo, los ciudadanos, hombres y mujeres, con su voto tienen la posibilidad de seleccionar a quienes han de ser sus autoridades.

A veces aciertan, pero también, en muchas ocasiones se equivocan.

Suelen entusiasmarse con candidatos que luego resultan meros espejismos.

Y en  otras muchas, por diversas circunstancias, no eligen al que mejor les hubiera convenido. Se atraviesa el divisionismo interno que se generan en sus propios partidos o los grupos que están enquistados y que solo buscan la hegemonía del poder y la protección o ampliación de sus propios intereses así como las infaltables influencias del centro del país.

Y el grueso de sus militantes solo se alegran momentáneamente por la “victoria” obtenida, cuando esta se da, pero luego viene el desengaño y la decepción cuando el triunfo no les sirvió ni para presumir.

Es igual  que las elecciones, un ciclo repetitivo.

Hace unos días tuve la oportunidad de platicar con un viejo militante priista, que es uno de los muchos que fue perseguido, acosado y acorralado en los dos sexenios perredistas y lo que me dijo nos es cualquier cosa. Me expresó todo su sentir con el medio regreso que tuvieron y lo único que pude prometerle fue guardar su identidad para evitarle otros malos ratos. “Pero si es completamente necesario, entonces si daría públicamente mi nombre.”

SU VERSIÓN
“Nos costó muchos sacrificios y hasta lágrimas, las reiteradas humillaciones que recibimos de los gobiernos del PRD. Tuvimos que aguantarlas, pero aún con todo eso, cuando nos citaba nuestro partido para algún tipo de reunión, casi en la clandestinidad, pero ahí estábamos. No éramos muchos, más bien muy pocos, pues el grueso de la militancia había emigrado a otros partidos, a otros proyectos y varios de ellos, optaron por perderse en el anonimato o nadar de muertito mientras pasaba la tormenta. Y aunque los del partido en el poder nos miraban como apestados, hubo quienes nunca renegamos de nuestro instituto político, siempre con la esperanza de un regreso triunfal. Hacíamos una especie de resistencia y luchábamos de día y de noche para que el milagro del retorno se diera, sabíamos que algún día nuestro partido comenzaría a rescatar el poder que había perdido desde el año de 1999. Lo veíamos lejos, pero nos alimentaba la esperanza y cuando se logró, aunque sea de manera parcial, nos siguió yendo como en feria. Ganamos la presidencia de México con Enrique Peña Nieto; dos presidencia municipales, La Paz con Esthela Ponce y Loreto con Jorge Avilés, además de 6 diputaciones locales con Marisela Ayala, Ramón Alvarado, Juan Alberto Valdivia, Áxxel Sotelo, Omar Zavala Agúndez y Sandra Luz Elizarrarás; dos senadores de la República, Ricardo Barroso e Isaías González, además de casi una docena de delegados federales, y llegamos a ilusionarnos de este avance electoral pensando en que, de algo había servido nuestro sacrificio, nuestro trabajo y que alguna recompensa nos alcanzaría, pero luego de dos años del proceso del 2011, a veces no encontramos ni el saludo de los que hicimos triunfar, mucho menos una audiencia o algún tipo de apoyo en recompensa de lo que avanzamos. Y la confianza y la  fugaz alegría que sentimos, como que la estamos volviendo a perder, pues vemos con tristeza como le dan preferencia a los que se fueron a otros partidos y ahora regresan triunfalistas. Incluso, hemos detectado a muchos funcionarios públicos municipales, provenientes de otros estados y otros partidos, pero que son quienes reciben las oportunidades de trabajo, pasando por encima  de los que nos quedamos vestidos de tricolor, y que ahora nos tratan igual o peor que los amarillos, pues en lugar de darnos alguna oportunidad, o a nuestros hijos que se han preparado con sacrificio, resulta que todo fue inútil.

A los que resistimos la etapa del infortunio, pero firmes como soldados espartanos, deberían de cuidarnos mas, atendernos mejor, pues los que se fueron y ahora regresan, a la más leve marejada se volverán a marchar.

Lo justo sería, como dice la Santa Escritura, darle a Dios todo lo que le pertenece, pero también, dar lo que merecen los militantes que demostramos lealtad, sacrificio y trabajo.”

DESEAN UN NUEVO PRI.
Todos esos militantes que han vivido de marginación en marginación política, todavía se imaginan que cuando les dicen que ya hay o que habrá un “nuevo PRI” creen que realmente se trata de una institución renovada, con actitudes y estrategias muy distintas a las que originaron la debacle de 1999.

Sueñan con un nuevo edificio, una nueva casa que sea funcional, con auditorios, espacios recreativos, oficinas, áreas de espera y de trabajo, moderno y con actualizados sistemas computacionales, pero sobretodo, con dirigentes que tengan humildad, capacidad, serviciales, honestos y humanistas.

Un PRI con una cabeza que asemeje la de un líder, sensato, ajeno a la soberbia y a los intereses de los grupos internos que causan tanto divisionismo.

Alguien que haga despertar la conciencia mutilada, el entusiasmo adormecido y la confianza de sus militantes.

Que los servidores públicos surgidos de sus filas, practiquen una nueva ciencia para gobernar, basada en el cumplimiento de las metas más elementales que desean los distintos sectores sociales de la comunidad y sobre todo, que cumplan con las promesas que hacen cuando asumen un cargo o realizan alguna campaña.

Gobiernos que cobijen adecuadamente a Enrique Peña Nieto, pues hasta donde se, sus objetivos son de transformar a todo el país.

Pues es muy fácil caer en el clientelismo que se convierte en un grave error, ya que por  aspirar a la unanimidad electoral, se dedican mas a la politiquería que al cumplimiento de sus obligaciones de gobernar. Ya tenemos ejemplos.

HACE FALTA SOLIDARIDAD.
Ojalá que hubiera alguien que moviera a la reflexión a los priistas que llegan al poder, acerca de la importancia de respaldar prioritariamente a quienes, en las buenas y en las malas, los apoyan en los procesos electorales.

En la elección gubernamental del 2011, el PRI obtuvo 85 mil votos y es lógico pensar que entre todos ellos, hay un gran numero de nuevos profesionistas que solo esperan una oportunidad, padres y madres de familia que necesitan de un empleo para seguir adelante, madres solteras que se las ven negras y que como pago a la lealtad partidista, solo reciben la marginación en lugar de una oportunidad.

A nuestro personaje, que representa hipotéticamente a cientos o quizá miles de militantes o simpatizantes, le note un dejo de desencanto y desaliento. No expresa una firme decisión de que ya no votará por su partido, pero como que cada vez encuentra menos sentido tanto sacrificarse.

Son los que todo lo dan por sus colores partidistas, pero casi nunca reciben algo a cambio de su esfuerzo y vaya que muchos lo necesitan. Una palmadita en la espalda, ya no es ningún atractivo.

Sobre todo, cuando saben que son, las verdaderas anclas de la organización.

Los que solamente se hicieron a un lado para no ser atropellados por la avalancha de quienes desertaban y huían despavoridos cuando la nave se estaba hundiendo, o los que en medio de la tormenta solamente se mimetizaron para que el guante amarillo no los detectara y se los llevara en las vengativas redadas que hacían al estilo nazi, pese a que navegaban con la bandera del socialismo cuando solo era un comunismo a ultranza, o mucho peor, los que jugaban con dos cartas y muchas caras, pretendiendo engañar  con la actitud de que eran solidarios con sus compañeros perdedores, cuando en la realidad estaban con los ganadores.

Los que nunca renegaron de sus colores, pese a las insinuaciones que recibían para hacerlo, y que optaron por quedarse como plomadas en el agua, son los que sufrieron la feroz cacería. A muchos les quitaron su trabajo, a otros sus compensaciones. Estaban como cuando se degrada a un militar.

Por este tipo de atrocidades, muchos enfermaron y desanimados, ya descansan en paz, aunque es oportuno decirlo, los autores de la implacable persecución, ya empiezan a pagar los extremos abusos que cometieron.

Pero esos visibles robles, héroes anónimos que nadie toma en cuenta, nunca han tenido la solidaridad de los que algo negociaron en el terremoto. Y como luego se dice, “los dejaron morir solos”.

Y pese a que la única alternativa era la unión y la solidaridad, el susto o las precauciones  que tomaron eran tan intensas que ni se acordaron de ellas.

En esa época, digamos por el año 2000, conocí de dos casos que pudieron haber sido la salvación moral de un partido que estaba atrapado en  la red.

Uno de ellos, padre de familia, al verse sin trabajo, rentó un local en el tianguis del ejido Chametla, donde cada fin de semana funcionan negocios con venta de artículos de segunda mano. Arriesgaba su último capital. Mandó imprimir volantes, hizo correr la voz entre sus compañeros de partido, yo mismo le hable a algunos para que lo respaldaran comprándole algo de mercancía. Cualquier ingreso hubiera sido bueno para el sostenimiento de su familia, pero casi nadie respondió al llamado. Se agotaron sus limitados recursos y tuvo que cerrar el changarro. Luego ya no lo volví a ver. Tal vez emigró del estado.

Hubo otro trabajador en el CREA y “terco el americano”, realizaba su trabajo de limpieza con la camiseta tricolor puesta. “Quítatela” le decían sus compañeros, pero el quería conservarla y lo hizo, pero lo que no pudo conservar fue su trabajo.

Con sus también poquísimos ahorros, adquirió “un carrito” y lo adaptó para vender taquitos de birria. Lo mismo, corrió la voz para que los que suponía sus compañeros de partido lo apoyaran, no con dádivas, sino consumiendo su producto.

Ni compañeros, ni candidatos ni sus dirigentes le respondieron  y pronto tuvo que cerrar el negocio.

Todavía recuerdo cuando la furia amarilla les arrebató el edificio. Fue un desalojo por la fuerza física de la policía. Muchos piensan que se trató de un bien montado espectáculo avalado por el entonces dirigente, Mario Vargas Aguiar.

Nadie hizo nada a pesar de que la acción del desalojo se conoció con varias horas de anticipación. A los verdaderos  priistas, esta humillación les lastimó profundamente el alma. Nadie surgió para organizar alguna resistencia y para LCM fue como quitarle su paleta a un niño.

Francisco Labastida Ochoa, en ese entonces Secretario de Gobernación, consiguió negociar cerca de un millón de pesos a manera de una burda indemnización, pero esta cantidad fue a parar a los bolsillos de Miguel Vega Pérez que ya había sustituido a Mario Vargas. El comundeño, en lugar de colocar alguna primera piedra para levantarle un nuevo hogar a los priistas, comenzó a derrochar el recurso. Para empezar rento dos swits, una en el hotel Los Arcos y otra en el Gardenias. Largas noches de desvelo y entre francachelas y comilonas, muy pronto se gastó el dinero y luego se puso a las órdenes del gobierno en el poder para encabezar otro lamentable periodo de este partido. Me dicen que ahora se mueve en el Comité Ejecutivo Nacional, lo cual no dudo ni tantito. El propio Mario Vargas es Delegado Especial en el estado de Zacatecas luego de que le negaron la Dirección General de la Compañía Exportadora de Sal en Guerrero Negro.

Usted podrá decir que todo esto pertenece al pasado y podrá tener razón, pero esto mismo pregúnteselo a quienes sufrieron en carne propia estos doce años y verá que tienen una opinión diametralmente opuesta.

Yo en lo particular creo que al PRI de Baja California Sur, lo que le hace falta es más sentido de la fraternidad y la solidaridad. Que cuando les vaya mal se den la mano y no dejen al  garete a quienes conforman las llamadas bases o “voto duro”. Que les den algo de donde tomarse cuando van de estrepitosa bajada.

Pero que también, cuando les vaya bien, no solo sea a unos cuantos, sino buscar que le vaya bien a la mayoría.

Es una norma ética que aquí no se está aplicando.

UN PAVIMENTO DIFERENTE.
Marcos Covarrubias, en su papel de gobernador del Estado, sigue haciendo su tarea.

Los automovilistas de esta capital, ya empiezan a circular por mejores calles, gracias al programa de pavimentación hidráulico (a base de cemento) que se viene llevando acabo.

La aplicación del pavimento con asfalto (mezcla de arena y chapopote), ya se había convertido para los gobiernos estatales, en un fabuloso negocio que beneficiaba a Compañías particulares,  amigos, compadres y familiares y el filón se explotaba cada año, pues por las malas mezclas que aplicaban, pronto tenían que repavimentarse porque cualquier lluvia las volvía a dejar intransitables. En esa tranza inmoral se nos fueron cientos de millones de pesos.

No se habían tomado estos programas con responsabilidad, hasta ahora que se modifica el rumbo.

Hoy se nota la diferencia, pues con recursos federales y estatales tendremos pavimentos que podrían durar hasta tres décadas con un buen mantenimiento.